Protestas en las calles y 200 detenidos por ajustes gubernamentales

Desde muy temprano, cientos de jóvenes intentaron bloquear un garage de colectivos urbanos y varios tramos de la circunvalación que rodea París. La respuesta de las fuerzas de seguridad no se hizo esperar, y desalojaron rápidamente a los manifestantes. En las primeras horas, más de 6.000 policías y gendarmes se desplegaron en la ciudad, logrando detener a más de 200 personas. A pesar de esto, la tensión sigue alta en el ambiente.

Contexto político y cambios de liderazgo

Las protestas tienen su origen en un proyecto de presupuesto para 2026 que provocó la caída del primer ministro François Bayrou. La propuesta incluía recortes de 44.000 millones de euros y la eliminación de dos días festivos, lo que no gustó nada a los ciudadanos. En respuesta, el presidente Emmanuel Macron nombró a Sébastien Lecornu, quien era su ministro de Defensa, como nuevo primer ministro. Se espera que el traspaso de poder con Bayrou se concrete este miércoles a las 12 horas, hora local.

Las autoridades han anunciado el despliegue de unos 80.000 agentes en todo el país para monitorear bloqueos en empresas, calles y universidades, aunque aún es incierto cuán grandes serán las protestas. La preocupación por la movilización es palpable, especialmente después de las revueltas de los “chalecos amarillos” entre 2018 y 2019, que sacudieron la administración de Macron.

Quién es Sébastien Lecornu, el nuevo primer ministro de Francia

Sébastien Lecornu es un político relativamente joven, nacido en 1986, y se le conoce por ser parte de la generación más leal a Macron. Desde 2022, ocupaba el cargo de ministro de Defensa, y es el único miembro del Ejecutivo que ha estado con Macron desde que comenzó su mandato en 2017.

Entre sus cargos anteriores, fue Secretario de Estado para la Transición Ecológica y Solidaria (2017-2018), ministro de las Colectividades Territoriales (2018-2020), y titular de Ultramar (2020-2022). Ahora, con una difícil misión por delante, Lecornu tendrá que enfrentar la crisis presupuestaria en un parlamento que está profundamente dividido. En este contexto, Francia necesita urgentemente reducir un déficit que casi duplica el límite del 3% establecido por la Unión Europea, además de lidiar con una deuda que representa el 114% del PBI.

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